7.21.2007

El nacionalismo en los libros de texto

Conferencia y charla abierta El nacionalismo en los libros de texto y presentación del Proyecto Relee, por el Prof. Rubén Cucuzza (Universidad Nacional de Luján). Martes 17 de abril de 2007, Biblioteca Central (Universidad Nacional del Comahue).


Reportaje a Rubén Cucuzza en la sección “Debates”, Diario Río Negro, domingo 29 de abril de 2007, por Gerardo Burton

Del catecismo a Evita, en la lectura argentina. Investigadores de la Universidad de Luján estudian "la batalla desigual" entre la letra impresa y la pantalla, en un proyecto de historia social de la lectura y la escritura.

NEUQUEN (AN).- El catecismo colonial en sus orígenes y la ruptura de los soportes tradicionales en la actualidad, con una fase de transgresión durante los dos primeros gobiernos peronistas, resumen la historia de la lectura en la Argentina. Se trata de un período de aproximadamente doscientos años reflejado en los libros de escolares y que permite analizar la escena de lectura en los diferentes momentos históricos.
Momentos de la lectura
"Hay tres momentos" distinguibles en los libros de lectura, esa antología de textos poemas, himnos, narraciones, fábulas y consejos- que se exigía a los alumnos del ciclo primario. Según explicó el investigador Rubén Cucuzza, el primero es el "fundacional, el de la norma obligatoria" que se corresponde con una escena donde un alumno lee, frente a sus compañeros, un texto de un libro de tapa dura que toma con su mano izquierda.
Un segundo momento, "transgresor, es el del primer y segundo peronismos, que culmina con la obligatoriedad de leer 'La razón de mi vida' y que mantiene la misma escena que el anterior". En esta fase, cambia el contenido pero "no la forma ni el modo" en que se materializa el hábito de lectura.
Un tercer momento es el actual, "de anomia", luego de una "ruptura de la norma pero la transgresión continúa". Es decir, el soporte "ya no es el mismo, hay una lectura pero la escena no es la misma: se trabaja en equipo, el libro no es de tapa dura, se trabaja sobre el libro, tiene catálogos, una receta". Hay otras corrientes constructivismo, por ejemplo- según las cuales "el chico lee en la calle, en su casa carteles, televisión- y la escuela tiene que incorporar esas lecturas previas que el chico viene haciendo como práctica social". La anomia comienza "en la disputa de la letra impresa con la imagen; es una batalla desigual donde la letra pierde".
Cucuzza es investigador de la Universidad Nacional de Luján, donde dirige el proyecto Histelea de historia social de la lectura y escritura en Argentina.
En el primer momento, que coincide con la producción masiva de lectores, el discurso del sentido común era "cuidado para que no lean cualquier cosa". La escuela realiza esta tarea de control social sobre las lecturas consideradas peligrosas folletines, novelas-.
En la mitad del siglo pasado, luego del período transgresor, el discurso comenzó a ser "no leen nada, se la pasan mirando televisión". Y en este tercer momento de anomia es "no saben leer, y se escucha decir en la universidad".
Prohibir o la hoguera
El proyecto de investigación de Cucuzza y su equipo comienza en el catecismo y la Revolución de Mayo. Se trata, dijo, de una práctica de "tiempos cortos, cien, doscientos años de lectura cuando la escritura tiene veinticinco siglos" y que al principio "se realizó de manera restringida".
En primer término trabajaron "con los libros peronistas cuando se hizo obligatoria la lectura de 'La razón de mi vida', porque no encontrábamos experiencias de ese tipo en otros países".
Al no encontrar experiencias similares en otros países, se indagó en otro período y hallaron que "durante la revolución de mayo, Mariano Moreno quería hacer obligatoria la lectura del Contrato Social de Jean Jacques Rousseau- para reemplazar el catecismo colonial. Lo tradujo para los jóvenes".
En este punto, Cucuzza encuentra una recurrencia: "frente al texto, la constante histórica es que siempre se intentó ejercer una forma de dominación del contenido: prohibirlos o a la hoguera".
Pero además, Moreno introduce un ensayo, y lo que antes se leía era el catecismo, los silabarios, con lo cual también pretende imponer un cambio de la escena: pasar de lo coral y colectivo a la lectura individual y en silencio.
La investigación determinó que uno de los primeros momentos de lectura silenciosa registrados en Occidente está en las "Confesiones" de Agustín de Hipona, cuando describe cómo lee San Ambrosio "sin mover los labios".
La forma coral y colectiva de lectura "era la manera de controlar la ortodoxia. La escritura era para la oralización", y recién se impuso la forma silenciosa "en la modernidad".

GERARDO BURTON gburton@rionegro.com.ar

1 Comments:

At 1:35 a. m., Anonymous Anónimo said...

This is great info to know.

 

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